Con el paso de los siglos
los ricos y adinerados
han buscado explicaciones
para la que nos han liado.
Al principio prometieron
que el capital es de todos
y que si trabajábamos mucho
lograríamos nuestro ahorro.
Mas los años ya transcurren
y lejos de aproximarnos,
los pobres somos los mismos
y los ricos, otro tanto.
Aún así, en estos tiempos
de endemoniada locura,
sí hemos llegado a alcanzar
un poquito de cultura.
Tenemos iPads y redes,
Twitter, Facebook y demás
y sin esfuerzo aparente
ya estamos en la verdad.
Pero el poder hoy se ha asustado
y teme la posibilidad
de que consigamos la experiencia
que todo este mundo nos da.
Por eso y para evitar riesgos
han inventado a conciencia
un auténtico prodigio
que hace caer las certezas.
Lo han llamado postverdad
y con este mecanismo
hacen verdad lo que quieren
y nos empujan al abismo.
Nos hace dudar de quién somos
de si sale el sol a diario,
y tiemblan nuestras confianzas
y así transcurren los años.
El futuro, compañero,
está en sí en que sepamos
ver entre la espesura
lo que es verdad y que es falso.